Nos pareció conveniente proporcionar a las madres, que normalmente esperaban a las puertas del local la salida de sus hijos, un espacio para fortalecer la convivencia, la escucha y el diálogo, así como para desarrollar sus capacidades y habilidades, es decir, su empoderamiento.
A través de un temario anual consensuado con las participantes, se creó un ambiente presidido por una actitud de escucha activa del otro y de diálogo permanente y un adecuado nivel de reflexión individual y en grupo. Con diversas técnicas, fundamentalmente basadas en el aprendizaje dialógico, se promueve el bienestar psicológico y emocional, se toma conciencia de la radical dignidad de cada persona y de su singularidad como mujer, como esposa, como madre, como trabajadora…, y se asume la plena libertad y la genuina responsabilidad que esos roles entrañan.
En ese ambiente de Escuela de bienestar y empoderamiento también se comparten experiencias, conocimientos, recursos y esfuerzos para hacer frente a la exclusión socio-laboral, la desintegración, el desconocimiento de la cultura de la nueva sociedad de acogida y la violencia de género.