Este espacio comenzó su andadura como respuesta a la demanda de un grupo de madres de menores que acudían a Enredando, que no se sentían capacitadas ni con conocimientos necesarios para acompañar a sus hijos e hijas en la realización de las tareas escolares o el estudio.
Muchas de ellas ni siquiera comprendían bien el castellano y mucho menos sabían leer o escribir.